Inmediatamente después que entrara en vigencia la no renovación de la concesión al canal de televisión RCTV en 2007, y luego de meses de confrontación mediática y protestas de calle, el Comandante Chávez convocó al pueblo venezolano a una concentración en la Avenida Bolívar, desde donde abordó de forma clara y diáfana las razones que llevaron al Gobierno Bolivariano a tomar tal decisión respecto a RCTV, y a su vez, explicar desde la perspectiva teórica que ofrece el marxista y militante revolucionario italiano Antonio Gramsci, el papel de la superestructura del bloque histórico en el marco de una formación antagónica de la historia humana.
“Perdónenme ustedes que me ponga un poco académico [decía el Comandante en el discurso] pero yo sé que el nivel intelectual de nuestro pueblo ha dado un salto impresionante en calidad y que en cualquier momento y en cualquier lugar estamos todos en capacidad de reflexionar sobre estos pensamientos, sobre estas teorías que iluminan la realidad para entenderla mejor”
El Comandante explica la naturaleza de la crisis que afecta a la república, el claroscuro en el que se encuentra lo que está muriendo y no termina de morir y lo que está naciendo y no termina de nacer. Esta crisis orgánica, que empezó en los años 80′, la explica con el ocaso de la Cuarta República, que no termina de perecer, y el advenimiento de la Quinta, la República Socialista que está naciendo, pero no termina de hacerlo. Por otro lado, el Comandante echa mano de la teoría del bloque histórico de Gramsci, para explicar la naturaleza del bloque que se estructuró en Venezuela a partir del pacto de punto fijo, igualmente explica los roles que asume la sociedad política y la sociedad civil de la clase dominante, así como el conjunto de las instituciones con que cuenta para garantizar el orden hegemónico por vía de la reproducción de la ideología dominante, que garantiza la aceptación, consentimiento e incluso colaboración de las clases subalternas con el orden hegemónico.
La ruptura con el orden capitalista no se limita solo a la lucha por la transformación de los cimientos económicos de la sociedad, sino que simultáneamente hay que librar batallas en el plano ideológico, cultural, simbólico; es decir, una lucha en la superestructura política, jurídica y cultural, que impida la reproducción por esta vía del sistema dominante y a su vez propicie procesos de descolonización indispensables para avanzar en la construcción de una sociedad radicalmente distinta a la capitalista.
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